jueves, 11 de diciembre de 2008



“Después de una serie de imágenes que olvidé en cuanto fui consciente de ellas llegó el dolor, como mil punzones intentando crear una pieza de música clásica teniendo como partitura los planos de un arquitecto. El dolor se repartía de dentro hacia fuera y a medida que este se exteriorizaba iba siendo consciente de una serie de ruidos que en principio asocié con una mezcla de batidoras, tornados y carreras de caballos. Esta debe ser la mayor resaca que alguien pueda tener, pensé, entonces abrí los ojos. Un amasijo de tubos, engranajes y demás chatarrería de desguace se encontraba delante de mi, solo que en realidad estaba encima, solo fueron unos segundos, después la luz, se agrava el dolor, entorno los ojos y comprendo que sobre mi, a lo lejos, el cielo, un esplendido día de verano. Por lo tanto estoy debajo, mi columna es ahora consciente de estar sobre algo duro, lo que parecen pequeñas piedras se me clavan en la espalda. Mis oídos, que llevaban tiempo intentando identificar aquellos sonidos caóticos me pasan el parte: “nuestra base de datos asocia el estruendo al de una carrera de coches. Fin del mensaje”. Reúno datos: una base dura con pequeños salientes punzantes, un rally, el cielo sobre mi y la tremenda jaqueca, los ojos se me abren de pronto. Entiendo. Acaban de atropellarme y me encuentro tendido sobre el asfalto, teniendo en cuenta que soy un gato esto no debería sorprenderme.
Me costó la vida separar la cabeza de la carretera, vago hasta la ciudad mas próxima y observo mi reflejo en el escaparate de una tienda, no está tan mal, conservo todos los miembros y lo que está dentro continúa ahí, solo la huella de una llanta y un perfil mas aplastado delatan mi reciente suceso.
La aspirina que aquella amable camarera me regaló empieza a hacer efecto. El olor a café caliente me devuelve los sentidos y el periódico de la cafetería me pone al corriente de la fecha, 17 de agosto del 2008. ¿Y ahora que?, el único recuerdo consciente de mi vida es aquella carretera, eso y alguna que otra sensación, no creo que fuera un gato callejero, pero tampoco me veo decorando la casa de alguna vieja, debo encontrar la manera de recuperar mi vida, mis recuerdos, aunque eso ahora no importa, lo único que tengo es una moneda que encontré de camino al bar y que me pagará el café, he de buscarme la vida y sobrevivir y después… buscar mi vida.”

miércoles, 15 de octubre de 2008

"Abro un ojo"

Abro un ojo, buf, me quedé dormida, demasiada cerveza supongo, eso y unos chupitos de un whisky que encontré, terrible por cierto, pero no le voy a hacer ascos al único billete con destino a una borrachera asegurada, no en el caos, nunca se sabe cuando encontraré la próxima taquilla.
La imagen que debo proyectar ahora mismo debe de ser terrible, noto como la borrachera se va transformando en resaca, me sube desde las tripas directamente al cerebro, paladeo una mezcla de alcohol y jugo gástrico. Me reacomodo en la silla donde me desmayé, atisbo mesas iguales y mas sillas como la mía, es un bar, o por lo menos lo fue, es difícil verlo con tan poca luz, ya es de noche y la luna ayuda lo que un mechero en un túnel. ¿Cómo llegué aquí?, vuelvo mentalmente sobre mis pasos, recuerdo haber hablado con un tipo, pero la sensación es desalentadora, siempre existe cierta ilusión cuando aparece alguien, en fin, en medio de todo este Apocalipsis, cuando todo se ha acabado, cuando se supone que eres el único ser conocido que existe, la aparición de un alma nueva te lleva a pensar en la salvación, la procreación, la supervivencia de la especie y todas esas chorradas que solo podrían salir de la cabeza de una mujer, creía que ya había superado esas mierdas. Nuestra conversación se aparece en mi mente como si de un cine de verano se tratase, una pantalla en medio y todo lo demás alrededor, atiendo cual espectadora a una serie de despropósitos que en un principio parecían prometer. Le encontré admirando uno de esos afiches que todavía resisten en las paredes, esos que anunciaban actuaciones y demás eventos. Me acerqué con cuidado, nunca se sabe, el ni se inmuto cuando me sintió cerca, solo dijo: “yo iba a ir a ese concierto, muchas veces me paro a mirarlo, pienso que no hubiera estado nada mal que fuera lo último que hubiera escuchado, quiero decir, joder, era un grupazo, seguro que toda esa gente que murió allí de alguna manera tubo que decir gracias, gracias por ser esto lo último que escuche, pero luego miro a mi alrededor y pienso, que coño, joderos, vosotros estáis muertos y yo puedo hacer lo que me dé la gana”, no se, que queréis que os diga, me cayó bien, eso es lo malo del Apocalipsis, no hay mucho mas con que comparar. Me sorprendió que el no lo hiciera, me habló como si lleváramos años haciéndolo, me dijo: “ y ya que tu estas aquí y yo estoy aquí y estamos vivos ¿Por qué no buscamos algo que beber? “ entonces fue cuando se dio la vuelta y me miró, ya pensaba que no iba a hacerlo, me alegré de que no estuviera mal, si, ya lo sé, que mas da, es el fin del mundo, pero oye, una tiene sus necesidades.
Estuvimos un buen rato dando vueltas hasta que encontramos este bar, este donde ahora recojo mis sobras. Una vez comprobamos que había genero del que tirar nos sentamos, recuerdo que el eligió la mesa, la que da a la ventana, dijo, así vemos la gente pasar, que locura. Empecé mal, le pregunte estupideces del tipo: “¿Dónde naciste? Y ¿Qué hacías cuando todavía no se había acabado el mundo?” frene cuando le iba a preguntar si tenía hermanos, todavía no consigo asimilar esto del todo. Aquí no existe un antes, tu vida, la que dejaste atrás se quedó allí para siempre, que mas da, sobreviviste, eso es lo que importa. Él salió al paso con alguna que otra respuesta extraña. “ Yo nací de una mamada” me dice, yo ya estaba borracha, “eso es imposible, nadie puede ser concebido de esa manera” respondí ingenua, “imagínate que mamada”, me quedé pensando y al toque me empecé a reír, ahí se me pierden un poco los recuerdos, creo que le hice una paja torpemente, nadie iba a correrse, ambos lo sabíamos pero parecía obligado tocarse, en fin, creo que hubiera pasado mas o menos lo mismo si el mundo no se hubiera acabado pero la sensación era mas desalentadora si cabe, recuerdo estar semidesnuda encima de una mesa y ver como el se sube los pantalones, “interesante” me soltó, “tal vez repitamos otro día, con menos alcohol para notar algo, tu nombre esta en las paginas amarillas supongo, da igual, te encontraré en el facebook” y se marchó riendo.
Abro un ojo otra vez, pienso que no recuerdo como me puse la ropa, vuelvo a pensar, ¿lo habré soñado?, al rato deduzco que no, hay dos copas en la mesa. Me enciendo una colilla a la que aún le queda algo de tabaco, un par de caladas que saben a infierno pero que sientan de maravilla. Por un momento me siento algo mal, todo ha sido confuso, rápido y jodidamente humillante pero, ¿que esperaba?, ¿amor?, ¿hijos?, ¿respeto?, si no lo había antes del ocaso imagínate ahora en el fin del mundo, por una parte me alegra el sentir que las cosas no han cambiado tanto, seguimos siendo algo de lo que éramos, pero a la vez eso es parte del error, cuesta evitar el referente pero el mundo tal y como lo conocíamos ha desaparecido para no volver jamás y me niego a ser de esos que piensan quedarse sentados a esperar que todo esto se regenere como por arte de magia, no me gustaba como era esto antes y no pienso estancarme en el pasado aunque sea la opción mas fácil, es el momento de la mutación, “ser humano” es una palabra que quedó obsoleta, tendré que extirparme los sentimientos hasta que surjan unos nuevos mas acordes con esta nueva especie a la que de momento llamaré “deshecho”.


"el fin de nuestros dias"

El mundo se acaba. En unas horas todo lo que conocemos habrá desaparecido.
Muchas familias se sentarán frente al televisor por última vez para disfrutar del espectáculo. Las cámaras están ya dispuestas para retransmitirlo todo en riguroso directo. Actuaciones estelares, tus cantantes favoritos !puedes verlos morir!, llamadas de teléfono y mensajes para conseguir la camiseta: “YO ESTUVE EN EL FIN DEL MUNDO” (consigue el politono “!Dios mío vamos a morir!”).
Miles de entrevistas, el Papa nos soltara el rollo ese de “ya os lo advertí, pecadores” en no se cuantos idiomas. Durante todo el día la programación ha consistido en programas repaso de la humanidad (desde la edad media hasta nuestros días, personajes que hicieron historia, vota cual ha sido el momento mas memorable, envía MOMENTO al 5577...) y por supuesto los telediarios, hoy han tenido mas trabajo que nunca, imágenes sobre como la gente se ha vuelto loca e intenta sacar todo su dinero de los bancos (ahí a donde vas no lo necesitaras, amigo) aunque los directivos ya se lo han llevado todo a alguna isla exótica . Mas imágenes del centro de la ciudad abarrotado, parece que fuera navidad solo que sin luces y a 40º, miles de personas se agolpan en los grandes almacenes, todo aquello que siempre quisiste tener puede ser tuyo gratis , solo tienes que matar a todo aquel que se interponga en tu camino (imagen de una señora golpeando a un señor hasta matarle con una batidora).
Parece que todo el mundo quiera recuperar el tiempo perdido.
Varios freaks se han hecho con algunos cines amenazando al proyeccionista de muerte si no les pone la saga entera de “Star wars” (amen de otras sagas como “Star trek”), en las universidades se están quemando libros y a algunos profesores, varios hombres se han atrincherado en los bares de streaptease no dejando salir a las chicas, en la calle los coches van enloquecidos haciendo carreras hasta quedar aplastados contra una farola. Hoy la gente puede elegir la manera en que quiere morir, están las muertes por sobredosis ( los baños están llenos), las de sectas de esas del fin del milenio, puedes morir a manos de tu compañero sentimental o laboral, si miras hacia arriba puedes ver gente volar para luego estrellarse contra el asfalto, los hay que prefieren verte morir (si ves a un tipo con una sierra mecánica, no te fíes), es interesante ver como la gente se toma estas cosas, que se acabe el mundo quiero decir. Yo por mi parte preferí algo mas tranquilo, encontré un pequeño bar en el centro, para mi suerte todavía no lo han destrozado, la música no esta mal y la cerveza es buena (hoy me atrevo a probar la “Judas”), estoy sentada justo delante de un gran ventanal por donde se puede ver el Apocalipsis, además de mi un par de parejas besándose sin parar de llorar y algún que otro grupo de amigos completamente borrachos. El camarero, que no está nada mal, lleva ya un rato mirándome, no me importa, de echo me he bajado el escote por algo, tal vez me atreva a insinuarle algo y, a lo mejor, aprovechando que bajo al baño me lo encuentre y me lleve al almacén para terminar follando (va a ser el mejor último cigarro), y cuando estemos medio desnudos tirados en el suelo junto a las cajas de cascos vacíos de cervezas y demás botellas de alcohol me dará por pensar : no se porque me da que este no me llama.

jueves, 24 de julio de 2008

la chica que bailaba sola



La primera vez que me encontré a alguien fue un día de lluvia, eso me hizo sentir mas lejos de todo, en el Apocalipsis no llueve igual, la lluvia es diferente, la atmósfera, todo, es como si te dieran un pedazo parecido a lo que era tu vida antes pero con un sabor y un olor que no se parece en nada, como para torturarte. Yo trataba de refugiarme en cualquier sitio, un portal abierto, un coche, lo que fuera, el destino no me fue favorable, entonces la vi, como un espectro, como parte de la lluvia a Estelle, o así es como yo la llamaba, bailaba debajo de todo esa agua como llevada por ella, el pelo largo mojado se movía en cada vuelta, llevaba un vestido que en otra época seguro que le sentaba increíble pero ahora estaba tan delgada que parecía que el vestido le llevara a ella, daba vueltas y mas vueltas mirando a la nada, y reía, pero con una sonrisa propia de geriátrico, llevaba una felicidad forzada. Me quede un buen rato mirándola, apreciando esa belleza desesperada, el cuadro me parecía… en fin, apocalíptico. Me acerqué sigilosa, cualquiera sabe lo que puede ocurrir. Empecé a hablar tímida intentando seguirla, muchos “hola” y “¿estas bien?” salieron de mi boca sin ninguna respuesta, ella seguía dando vueltas subiendo la cabeza hacia la lluvia, en algunos momentos parecía como si murmurase algo, a veces incluso ponía las manos como si bailase con alguien, si no fuera por la lluvia parecía como si estuviera llorando pero con esa sonrisa loca como si ya nada importase. Seguí preguntando “¿Por qué haces esto?” “¿sabes si hay mas gente?” pero en el fondo sabía que no iba a recibir ninguna respuesta, si es verdad que tenía cierto interés en saber de la existencia de algún ser vivo pero en el fondo me importaba mucho mas el que todavía quedara algún bar con reserva de alcohol que estuviera intacta y mientras tuviera víveres y alguna que otra casa habitable me bastaba, no echaba mucho de menos al ser humano así que ¿Por qué no le iba a pasar lo mismo a Estelle? Tal vez se pasó toda su vida esperando la persona adecuada, preparada para la ocasión con su vestido nuevo que tan bien le quedaba hasta que llegó el Apocalipsis y tras entender que realmente no iba a aparecer nadie empezó a disfrutar de ella misma. Allí la deje, bailando esa macabra danza no sin antes deleitarme un poco mas con esa mirada suya que, aunque totalmente ida, parecía entender mucho mejor que yo de que iba todo esto, bailando y bailando sin parar siendo dueña del tiempo y de todo lo que pasara en aquel momento, incluso de mi misma. Le puse el nombre de Estelle por que me parecía un nombre con clase, como el de alguien que hubiera vivido lo suficiente como para bailar debajo de la lluvia en un momento en el que el mundo aparentemente se había acabado. Cuando la lluvia empezó a hacerme daño me fui no sin girarme de vez en cuando hasta que su imagen se me perdió entre el chaparrón.
Al día siguiente cuando el sol se reflejaba en los charcos que se habían formado la noche anterior volví, no había ni rastro de Estelle, no lo había ese día ni lo habría nunca más. Muchas noches pasee por aquella zona con la esperanza de encontrarla, sobre todo cuando me sentía sola pensando que solo ella podría entenderme, pero nada. Otro día que llovía, muchos meses después de lo ocurrido, salía del bunker del Sr. Simulador, con la apatía propia de esas noches de sexo en las que yo esperaba mucho mas, aún en el Apocalipsis, la vi, entendí entonces, con una fe ciega, que era en aquellos momentos y no en otros en los que la podría encontrar, aquella imagen volátil suya con aquel mismo vestido que ya empezaba a caérsele por los hombros, unas vueltas torpes que sonaban como a piano, el pelo pegado a la cara por el agua, y esa misma mirada de esperanza perdida como si la vida se echara un pulso con la muerte, me pareció en aquel momento tan casual, tan propicio, yo que reprimía las lágrimas haciéndome la fuerte, aun en el Apocalipsis, y de repente esa imagen, me pareció tan publicitaria, con una belleza propia de un buen spot, hecho para ganar festivales, que te dejan pegado a la tele diciendo: “que fuerte”, era una imagen repetida, la misma lluvia, pero mi sensación era distinta, realmente esa imagen era necesaria, yo misma formaba parte de esa publicidad, la mire con cariño como si llevara años entendiéndola y toda esa situación me devolvió la mirada, me sentí extrañamente hogareña, ella seguía dando vueltas bailarinas llevada por los hilos que aún quedaban en mi mente de la antigua civilización como si de una marioneta se tratase y entendí lo duro que iba a ser empezar a construir algo bueno a partir de las referencias que tenemos. Decidí dejar de mirar y seguir andando pensando en todo eso, me veía a mi misma caminando con la silueta de Estelle al fondo como si nada le importase. Conseguí entrar en una casa y descubrí unas velas, las puse por todas partes, tenían una botella de bourbon llena de polvo igual que los demás recuerdos, empecé a curiosear como siempre por todos los cajones y demás escondrijos, miré fotos, diarios, recuerdos de viajes, pedazos de vidas y la imagen de Estelle me vino a la cabeza, como música, entonces empecé a bailar y a reír, y a llorar hasta caer sobre mi desesperanzada pero de alguna manera satisfecha, entendí a aquella bailarina loca, de hecho pensé en aquel momento de borrachera que ella era una especie de Mesías conocedora de todas las incógnitas de este cataclismo, después de tanto tiempo sola, incluso compartido, me dí cuenta del vació, ella era puro sentimiento, pura sinceridad, yo me hice la fuerte, otros siguieron con los mismos traumas, solo ella era capaz de reconocer que esto se había acabado y nos recordaba lo bueno que es poder sentir sin que nada importe fuera de todo pensamiento, solo la lluvia, ese vestido, tus recuerdos, tus venas, algo que late, cuando tragas, cuando aspiras, cuando haces vació con tus ojos, tu boca hace mueca y parece sonreír, por lo menos notas que la lluvia cae sobre ti y las gotas hacen la música que bailas y… por lo menos estas vivo. Creo que entonces enloquecí por que pensé que Estelle era un fantasma que solo salía en noches torrenciales a atormentarnos y recordarnos lo que somos, entonces perdí la consciencia. No he vuelto a salir en noches de lluvia.





In-somnio

CAPITULO I

Suena un despertador, un sonido horrible. Una mano sale de la oscuridad para apagarlo, es Clhoe. Retoza en la cama y bosteza. Por la persiana de su habitación entran pequeños haces de luz artificial. Le echa un vistazo al reloj, las 19:00, resopla, es hora de levantarse.
Una taza con agua da vueltas en el microondas mientras se ducha, el sonido de “Surrender” de los depeche mode sale del baño junto a la voz ronca de Clhoe. Unos pies mojados hacia la habitación, se desploma la toalla, unas bragas que suben por sus piernas, calcetines, el pantalón y lo demás que se intuye. Los pies ya calzados avanzan hacia el escritorio, se oye el sonido de una máquina que se enciende y la sintonía del sistema operativo, casi al tiempo el “clin” anunciando que el agua para el té está ya ardiendo.
Otra ojeada al reloj ya sentada frente al ordenador taza en mano y el cigarro humeante en la boca, las 19:45, hay tiempo. C:\ Documents and Settings\Propietario\Escritorio\relatoscortosdelfindelmundo\elhombresincabezaquenoparadehablar.

El hombre sin cabeza que no para de hablar

Crucé la esquina de la calle principal buscando algo, lo que fuera, tal vez un bar que quedará en pie, cada vez es mas difícil encontrar sitios nuevos donde quede cerveza y que esta no esté pasada de fecha o estropeada por la falta de refrigeración. Al cabo de unas calles atisbé lo que antes era una cafetería, costaba hacerse a la idea sobre todo teniendo en cuenta que toda la fachada estaba prácticamente sepultada entre escombros, pero era mejor que nada. Aparté de uno de los ventanales todo lo que se le había venido encima seguramente del edificio que estaba sobre ella, con suerte el cristal estará roto y podré entrar. Una vez dentro observo que no se conserva nada mal. Debía de ser uno de esos bares con encanto, una gran barra al fondo de la sala y varias columnas que adornan el resto del espacio ayudan a hacerme una idea de lo que un día fue, hay algunas mesas que todavía siguen en pie, las demás están tiradas en el piso o están rotas, una pena, son de mármol y el pie que las sujeta de un hierro muy pesado con forma de raíz, como si fuera un árbol. Sorprendentemente el grifo de cerveza está intacto y la bombona del gas para la presión no ha reventado, solo falta que el barril este lleno y será mi día de suerte. Definitivamente hoy me acompaña mi buena estrella, no solo hay cerveza incluso descubro un vaso donde servirla. Bromeo y me digo a mi misma, solo falta que se quede una mesa vacía, empiezo a reírme cuando un ruido me sobresalta, el contacto de una taza de café contra su respectivo plato me ha puesto los pelos de punta, miro a mi alrededor sin ver nada hasta que con un esfuerzo de visión y con la ayuda del único mechero aun con gas que me costó la vida encontrar vislumbro lo que parece ser una persona sentada en una de las mesas que aún queda en pie, está al lado derecho de la barra, en la pared que está detrás de el todavía cuelgan fotos de fotogramas de películas antiguas, su mano sujeta una cucharilla de café que da vueltas en la taza y con la otra hace aspavientos como si estuviera describiendo algo, me cuesta verle la cara, parece que tiene la cabeza agachada y solo veo el cuello de su camisa que asoma de la chaqueta de su traje. Me acerco un poco mas muy despacio, nunca se sabe, aunque parece tan ensimismado en su propia conversación que dudo se percate de mi presencia. En un momento su cuerpo se echa hacia atrás violentamente para apoyarse en el respaldo de su silla como si se riera y así lo hubiera echo si no fuera porque, para mi sorpresa, no tiene cabeza, eso he dicho, es solo un cuerpo que gesticula y habla sin parar cuya falta de testa le impide expresar toda conversación o expresión.