viernes, 27 de marzo de 2009

Relatos de miedo por capítulos: "El Encargo"

Capítulo VI

Observo mis piernas desdibujadas bajo el agua, hago un recorrido por ellas hasta llegar a los dedos que sobresalen y se mueven como saludando, saco el aire por la nariz a modo de risa desganada. Debo llevar como una hora en la bañera o por lo menos eso dicen mis manos que están arrugadas como si fueran las de una vieja, me da igual, no pienso moverme de aquí aunque el agua se haya quedado ya helada. Por la pequeña ventana de la pared que esta justo a mi derecha entra la luz de un sol apagado de mediodía, mi mirada se ha desviado hacia allí catatónica, es precioso, todo es precioso en esta casa, me he tirado todo el día sin dirigirme la palabra en una especie de estado de shock disfrutando de cada rincón de esta estancia, supongo que en un intento de contrarrestar lo de ayer noche, procurando no acordarme demasiado, cada vez que mi mente me juega una mala pasada y repite alguna de las frases de aquella pesadilla o me coloca la imagen de esa señora que parecía ser mi madre me concentro en algún detalle de esta casa, en el baúl que hay en la habitación donde duermo, al que le da la luz haciendo que el color de la madera resalte y el barniz brilla espléndido, y la descripción de todo aquello se abre paso en mi mente desbancando las imágenes y sonidos de la pesadilla. En el porche de la casa, café en mano y cigarro en la otra, lloro, ahora si que no me importa recordar, es mas, me regodeo en ello, realizo de nuevo el ejercicio de victimismo pero esta vez con un nuevo sentimiento, estoy acojonada. He tenido millones de pesadillas antes que esta pero en ninguna me dio por echar a andar por toda la casa, fue tan real, y mi madre, bueno, ella ha salido en mas de un mal sueño pero su cara, sus palabras, era como si hubiera muerto y su fantasma se me apareciera para recordarme todo lo que hago mal y ahora no puedo evitar sentirme… aterrada, joder, maravillosamente muerta de miedo, no había caído, trataba de sentir eso mismo pero de la manera equivocada, a mi nunca me asustaron los espíritus o los fenómenos paranormales, a mi me da pavor la vida, el que las cosas se salgan de mi control, prometer y no poder cumplir, y ahora puedo ponerme a escribir basándome en ese miedo, bendita sea mi mente y sus malas pasadas. Salgo zumbando hacia mi portátil para ponerme al lió, sigue encendido desde ayer, ni siquiera me había atrevido a acercarme. Me siento delante con los dedos en las teclas, no me había fijado pero se ve que además de encender el ordenador titulé la página, “el reflejo” corona la hoja en blanco, me sudan las manos, está anocheciendo y la luz se va degradando haciendo que la pantalla sea lo único que hay en la sala, necesito una copa. Reúno los aperos necesarios para un cubata rápidamente en la cocina, ni siquiera me preocupo en encender las luces. Dispuesta ya a volver al escritorio cuando de repente una imagen me arranca una exhalación haciendo que mi mano pierda la sensibilidad y que el vaso se estrelle contra el suelo. Justo delante de mi hay una ventana, al lado de la mesa del ordenador, y detrás de esa ventana una silueta, alguien me mira con unos ojos huecos, alguien que se mueve lo que le deja el viento, como un árbol, como lo que realmente es, el pavor deja paso a la explicación, una serie de coincidencias que se juntan para crear una imagen, aquel árbol, mi reflejo en la ventana, las luces apagadas, el destello del mac, mi cuerpo se destensa poco a poco pero sin quitarle el ojo a aquel reflejo que se mueve al tiempo que yo, y el reflejo me mira con aquellos ojos vacíos conociéndome, si no fuera por que en mi cabeza empiezan a acumularse las primeras frases del relato me hubiera quedado allí para vigilar a aquella imagen que ahora hago desaparecer cuando enciendo las luces. Tengo que relajarme para controlar el pulso pues mis manos van casi solas galopando sobre las letras, aquello dura horas hasta que el cansancio puede conmigo y me rindo a mi cama.

martes, 17 de marzo de 2009

Relatos de miedo por capítulos: "El Encargo"


Capítulo V

Existe un espacio de tiempo que se me escapa de estar acostada en la cama profundamente dormida a caminar, como ahora me encuentro, por el pasillo del piso superior de la casa. Sumida en una especie de semiinconsciencia, bajo las escaleras casi como flotando, realmente no se si estoy dormida o despierta. Tengo la sensación de tener los ojos cerrados e ir soñando lo que va pasando. Una vez abajo, en el salón, tengo la necesidad de encender mi portátil, claro, estoy tan obsesionada con este trabajo que aún durmiendo no puedo dejar de intentar escribir. Creo que en este momento empiezo a recuperar la conciencia, y duele. La cabeza emite un pitido que me levanta una jaqueca terrible y mi estómago empieza a descomponerse en busca de la arcada. Apunto de caerme al suelo una voz me saca de mi estado, “Amy” repetidas veces cada vez mas fuerte. Y dentro de mi ensoñación parece lógico que esa sea la voz de mi madre que se me aparece saliendo de entre las sombras en camisón. Su aspecto está más envejecido y el gesto de su cara solloza mientras me habla.

- “¿Por qué Amy? ¿No te das cuenta? Estas a punto de perder”.

- “¿De perder qué, mama?.

- “Además, las sabanas están sin planchar”.

- “¿Qué?, mama, ¿qué haces aquí?”.

- “Luego no digas que no te lo advertí, te tengo tanto cariño”.

- “Mama, duerme conmigo esta noche, no quiero dormir sola, como cuando era pequeña”.

- “Tu no has sido pequeña nunca, ¡no has sido pequeña nunca!”.

Esto último me grita en la cabeza, intento llevarme las manos a los oídos pero me doy cuenta que no puedo moverme. Inicio una lucha titánica por despegarme del sitio mientras mi madre vuelve a las sombras moviendo la cabeza de un lado a otro, quisiera gritarla para que no lo hiciera pero tampoco puedo hablar. El pitido vuelve con más fuerza y justo cuando creo que me voy a volver loca empiezo a ver el techo sobre mi y a sentir la cama bajo mi espalda. De pronto un silencio casi vergonzoso salvo algún que otro grillo protagoniza la sala, y solo yo empapada en sudor, y el alivio de la conciencia de haber salido de una pesadilla. El que me encuentre mi portátil encendido cuando me levanto al día siguiente es un hecho al que no pienso darle importancia.
Relatos de miedo por capítulos: "El Encargo"


Capítulo IV

Una mas y lo dejo, ¿cuántas llevo ya?, madre mía, han pasado 6 horas, definitivamente me encuentro empachada. Ya está anocheciendo y la única luz en la casa es la de mi portátil. Me froto los ojos en un esfuerzo de aliviarles de todo el desgaste mezcla del humo resultante de dos cajetillas de tabaco y el destello artificial de la pantalla del mac. Me sirvo otra copilla, es hora de relajarse, el ejercicio ha terminado. Al principio me costó bastante centrarme, no paraba de tomar notas de todo lo que veía, pero la teoría es fácil, no necesito saber como escribir si no como llegar a sentir para escribir, me dejé llevar entonces, el problema es que dentro del genero se hayan millones de ellos, algunas resultaban bastante desagradables, “gore” que le llaman, otras eran hasta graciosas, o por lo menos pretendían serlo, en otras había tanto niñato que no sabías si horrorizarte por el susto en cuestión o por como es posible que esa quinceañera tenga tremendas tetas, aunque he de reconocer que no todo ha sido malo, había alguna bastante buena, pero lo único que consiguieron de mi fue admiración, nada de pulso acelerado, ni pupilas dilatadas, ni el sentido del oído mas agudizado por el temor a que el monstruo del armario venga a hacerme una visita, nada de miedo. Decido que ya está bien por hoy, el hecho de no sentir me agobia bastante, prefiero parar antes de empezar a pensar que estoy muerta por dentro, no puedo permitirme el lujo de frustrarme.
Es lo bueno que tiene retirarse a una casa en medio del campo, decides tomarte un descanso y la alternativa no es bajarte al bar de siempre donde el mismo borracho decadente te vomita las mismas historias sobre su etílica vida, o quedarme en casa, mi flamante apartamento de 2x2, a mirar el patio de vecinos al que da mi ventana mientras se escuchan una tras otra las sirenas de ambulancias y coches patrulla, si, es un interior pero tiene todos los inconvenientes de un piso exterior. Y en vez de todo eso me encuentro sentada en este porche, en una sillita encantadora apoyando mi copa en una mesa a juego igual de encantadora, respirando aire puro y deleitándome la vista con todo este paisaje que se reverencia ante mi, y pienso que no me importaría nada quedarme aquí, pasar de todo lo que tengo en la ciudad, que es prácticamente nada, y venirme junto a esta puesta de sol que se despide mientras unos tímidos pájaros le hacen los coros, no creo que pudiera existir nada que perturbe este momento, excepto…!joder! el móvil, pensaba que aquí no habría cobertura, y para colmo es mi madre, si no se lo cojo se volverá loca y llamará a Harry y el me llamará a mi hecho una fiera, no soporta que le haga sufrir, y entonces yo me volveré loca y esté retiro espiritual no servirá de una mierda, joder.

- “Hola mama” – me he bebido la copa de un trago antes de contestar.

- “Amy cariño, ¿se puede saber donde te has metido?” – ahora parece encantadora pero puede volverte loca, lo juro.

- “Mama, te dije que iba a estar fuera de la ciudad un par de meses, ¿te acuerdas que te hable de un trabajo serio, de la casa en el campo de Harry, que te alegraste un montón, que te pusiste a llorar como siempre…?, ¿Realmente no te acuerdas?” – mi madre tiene una memoria selectiva para algunas cosas, sobre todo para las mías.

- “Si hija, si que me acuerdo, lo que no sabía es que te irías tan pronto y menos sin despedirte de tu madre, que cuentas con todo el mundo menos conmigo, tu escondes algo, claro, así no te despides tu, sabes que con mirarte a los ojos me doy cuenta de cualquier cosa que te pase y ahora no se en que condiciones te has ido para allá, ¿estás sola o te has ido con alguien?, ay, te has ido con Henry, lo sabia, siempre me pareció buen chico, nunca debiste dejarle, te hacía tanto bien, un hombre normal, con un trabajo estable y una casa”- no se si colgar o tirar el móvil por el retrete, así sin descolgar.

- “No mama, Henry no ha venido conmigo, sabes que tiene su propia vida, además se ha echado novia y es muy feliz, solo somos amigos” – cuantas veces le voy a tener que repetir lo mismo.

- “¡Ay!, te has ido con ese otro, ese… ¿Cómo se llamaba ese chico?, nunca me acuerdo, de lo que si que me acuerdo es de los líos en los que te metía, era un delincuente y lo seguirá siendo y lo sabes, por eso nunca me lo presentaste, sabias que le miraría a los ojos y vería lo que tu no te atrevías a ver”. – lo que ella no sabe es que se refiere a Henry, su querido Henry, al final de nuestra relación las cosas se desmadraron un poco y empezamos a beber demasiado, armábamos unas juergas tremendas, mas de una vez terminamos en comisaría, nunca le dije a mama quien era, sabía lo mucho que le apreciaba y no quería que sufriera, para que luego diga que soy una desagradecida.

- “¡No mama!, por dios, dame un respiro, he venido sola ¿vale? Te lo dije por teléfono, te dije que Harry me había dejado la casa del lago y que me iba sola para escribir y alejarme de la ciudad que me está volviendo loca, eso es lo que necesito, un poco de paz, joder. Estoy haciendo las cosas bien por una vez en mi vida y vas tu y me sueltas toda esa mierda…” - vale, me acabo de pasar, ahora se pone a llorar, este tipo de cosas es justo lo que no necesito – “mama, lo siento, no llores vale, me he puesto un poco nerviosa eso es todo.”

- “Hija, por dios, ¿cómo puedes decir eso?, lo menos que quiero yo en este mundo es agobiarte, pero lo quieras o no soy tu madre y si no se de ti no me quedo tranquila, se que cuando hablamos no te cuento mas que problemas pero hazme saber de ti, por lo menos de vez en cuando, con todas esas chicas que las violan y las matan, me preocupo Amy, no te imaginas cuando me pongo a pensar si…”

- “Ay mama, no seas tremendista, estoy bien ¿vale?, de echo estoy mejor que nunca, aquí se está de lujo, me paso todo el día escribiendo y paseando por el campo” – miento a mi madre y es casi como si me mintiera a mi misma.

- “Como me alegra oír que estas ilusionada, te va a venir tan bien estar un tiempo fuera de la ciudad. Hay que ver Harry como se ha portado de bien, yo le aprecio mucho, por todo lo que ha hecho por ti”. – Ala, ya esta, todo el mundo contento.

- “Si, Harry siempre se porta bien, oye mama, en un par de semanas puede que baje a la ciudad, cuando lo haga te aviso y nos vemos ¿vale?”.

- “Me gustaría mucho verte y que me cuentes como es aquello, te prepararé un guiso de esos que te gustan que a saber como estas comiendo tu ahora que estas ahí alejada de todo”.

- “Pues como siempre, sabes que yo me cuido, no te preocupes, oye, te voy a ir dejando que quiero seguir escribiendo”.

- “Si, si, no quiero hacerte perder mas tiempo. Llámame mas a menudo anda, aunque sea para saber que sigues viva y cuídate ¿vale?, y no bebas mucho que nos conocemos, un beso hija”.

- “Un beso mama”.

- “¿Amy?”.

- “Queee”.

- “Sabes que te quiero”.

- “Si mama, ya lo se, yo también te quiero, adiós”.

- “Adiós hija”.


Siempre me quedo con esta sensación de culpa después de hablar con mi madre, en el fondo la entiendo, la única hija que tiene y no le ha dado mas que problemas, por eso es tan importante que me centre en esto, de alguna manera tengo que demostrar que solo he tenido un poco de mala suerte, se que en cuanto las cosas empiecen a ir bien y esté satisfecha con lo que hago se pasará la ansiedad y entonces ya no tendré que beber tanto para encontrarme bien conmigo misma y con el mundo y entonces, todos felices.

martes, 17 de febrero de 2009

Relatos de miedo por capítulos: "El Encargo"
(para Román, por fan)

Capítulo III

A eso de la 13:00 me da por abrir los ojos, mi cuerpo y mi mente siguen pegados a las sábanas, creo que hacía tiempo que no dormía tan bien. Por supuesto ayer no escribí nada, pero no pienso sentirme culpable, digamos que fue un día para ponerme a punto. Cotillee todos los rincones de la casa, nada interesante, decidí colocar todos los utensilios de trabajo en el salón, en él hay un escritorio debajo de una ventana desde donde se ve todo el paisaje y por donde entra una luz tranquilizadora, eso me ayudará, además, el mueble bar está mas cerca. Guardé el resto de mis cosas en el dormitorio principal donde ahora me despierto, me costó un millón de estornudos quitarle el polvo a esta casa, me serví otra copa y si que es verdad que hice un intento. Encendí el ordenador y solo pude escribir “Capítulo I”, este trabajo me va a costar mas de lo que yo pensaba, desistí rabiosa, llevo varios años redactando todo tipo de encargos que nada tienen que ver conmigo y ahora que dispongo de cierta libertad creativa no soy capaz ni de escribir una frase. Aquello terminó con una borrachera terrible y empieza hoy con una resaca suave.
Ya en la cocina me preparo un café mientras pienso que es increíble la rapidez con la que me he aclimatado al medio. Debería sentirme extraña o incómoda al no encontrarme en casa, si, me digo, es increíble que no eches de menos el agujero de ratas donde vives, este pensamiento me arranca una carcajada y me deja un suave dolor en el pecho, ya me conozco esa sensación, es lo que tiene la resaca, siempre termino deprimida a la mañana siguiente. Intento frenar el imparable proceso victimista que consiste básicamente en compadecerme de mi misma replanteándome una y otra vez que es lo que estoy haciendo con mi vida. Miro a través de la ventana de la cocina el maravilloso paisaje que me rodea y ya solo falta la banda sonora lastimera para acompañar la voz en off que describe como una mujer de 30 años soltera y aún sin descendencia lucha por no terminar como su madre, sola y amargada. “Si, pero por lo menos ella tiene una hija”, ah, perfecto, señoras y señores con ustedes mi voz interior, una especie de pepito grillo que aparece en los momentos mas oportunos, “¿y qué quieres que yo le haga?, venga, ¿no iras en serio?, por que el rollito de cómo la vida puede ser así de injusta conmigo ya me lo conozco, creía que lo habías superado hace tiempo”, básicamente se dedica a eso, yo me deprimo y ella me recuerda que todo es culpa mía, “ No, que va, si te lo has montado muy bien, pregúntale a tu hígado a ver que se cuenta”, ey, me digo, déjalo ya, no voy a hacer el numerito de siempre, no voy a compadecerme de mi misma ni me voy a dar caña hasta que no pueda mas, voy a prepararme otro café cuando me termine el que me estoy tomando y a sentarme en ese escritorio para no parar de escribir, así que los lloriqueos de quinceañera y los sarcasmos de tres al cuarto ya se pueden ir dando una vuelta, no acabo de pensar esto casi a voz en grito cuando por el rabillo del ojo intuyo lo que parece ser una persona paseando por el jardín. Lo que mi retina retiene en un primer momento es la imagen de una mujer ataviada con un largo vestido blanco andando casi como si flotara y, antes de que pudiera fijarme bien y entendiera que se trataba de las sábanas que tendí ayer, un fuerte golpe me hace volver la cabeza al tiempo que suelto un “hostias, que susto”, el bote del café que estaba en la despensa y que yo juraría había colocado bien se encuentra abierto con todo su contenido desparramado en el suelo, una risa nerviosa sale de mi boca y me digo que esto es bueno, se crea a mi alrededor una atmósfera bastante terrorífica, yo, sola en medio de toda esta nada, prácticamente aislada y todos mis fantasmas asomando las narices, genial, es justo lo que necesito para crear ambiente, aunque sé que me enfriaré al llegar al portátil así que es momento de sacar la artillería pesada y tirar de referencias, mi amigo Isaac, gran admirador de toda mi persona, en un intento de ganarse puntos, me prestó toda su colección de películas y libros sobre el género, “si quieres aprender, hazlo de los grandes”, pobre, me enternece la manera con la que se entrega haciéndome ver que estaría dispuesto a todo con tal de que le quisiera, pero no es mi tipo, no si no tiene un IMPOSIBLE escrito en la frente. Me dispongo a adentrarme en el mundo del terror de la mano de los maestros.

viernes, 23 de enero de 2009

Relatos de miedo por capítulos: "El Encargo"


Capítulo II


La casa del lago sigue igual de cómo yo la recordaba, una casita de madera rodeada de árboles con el lago en frente, como si la hubieran sacado de una novela, como cuando el escritor de éxito se retira allá a escribir por que se ha quedado en blanco y le empiezan a pasar cosas raras, inspirador. Mi amigo Henry, amante de hace tiempo, me deja con su coche en la puerta, descargamos las maletas y el portátil, mi joya mas preciada, y me dispongo a abrir la puerta con las llaves que Harry me ha dado, la cerradura esta oxidada, lo que en principio fue un nidito de amor se ha convertido en un lugar apartado y olvidado, como su matrimonio. Finalmente conseguimos abrir, los haces de luz que entran por la ventana dejan ver todo el polvo que se ha acumulado durante años, todo el mobiliario está cubierto por sábanas.

- “Ideal para escribir historias de terror” – Henry habla por decir algo, yo le sonrío y dejo las maletas en el suelo.

- “Voy a ver si hay algo de alcohol en la despensa” – esa casa puede llevar años cerrada pero apostaría lo que fuera a que el mueble bar está lleno.

- “Veo que no has dejado tus malos hábitos” – Ahora le ha dado por sermonearme, el dirá lo que quiera pero cuando estaba conmigo no había quien le siguiera la juerga.

- “¿Me vas a hablar tu a mi de hábitos?, además, es solo una copa para aclimatarme al nuevo entorno, voy a pasar aquí mucho tiempo, tengo que sentirme como en casa” – Por fin encuentro lo que buscaba, bourbon nada mas y nada menos, este Harry a veces hace las cosas bien.

- “Si bueno, lo que tú digas. Escucha, me voy, ya se me ha hecho tarde y mañana me toca madrugar”.

- “¿Qué dices?, ¿no me aceptas ni una copa?” – Se que va a decirme que no, ya se conoce el rollo, primero una copa, después otra y nos terminamos liando, a la mañana siguiente nos arrepentimos los dos y no nos hablamos en meses, el prefiere seguir hablándose conmigo, a mi la verdad es que un par de meses de silencio me compensan si echamos un polvo.

- “Sabes que no, además, a Laura no le ha hecho mucha gracia el que te trajera hasta aquí, si tardo mas de la cuenta me busco una bronca”. – Oh claro, Laura. Es su nueva novia, una tipa obsesiva y muy celosa, últimamente se las busca así, aunque parece que con esta la cosa va en serio, hasta están pensando en vivir juntos, conmigo nunca se le hubiera ocurrido.

- “Allá tu. La verdad es que es mejor así, ya me están dando ganas de ponerme a escribir, tengo que aprovechar estos momentos de inspiración” – Siempre se me ha dado muy bien mentir pero nunca he podido retener a un hombre cuando lo he necesitado.

- “Me parece muy bien, a ver si con este encargo te pones a escribir en serio y consigues un trabajo de verdad” – sermones otra vez – “Por cierto, ¿como llevas lo de tener que escribir historias de terror?, que yo sepa a ti nunca te gustaron esas cosas”.

- “Como nunca me gustó escribir recetarios de cocina pero alguien tiene que hacerlo, además, me he traído libros y películas de los clásicos para que me ilustren en el género, una vez me empape del tema empezaré a parir historias como churros” – miento otra vez, pero en esta ocasión se me nota y eso es por que ya estoy aburrida, si no te quedas a follar mejor lárgate.

- “Me alegro de que estés animada con este nuevo trabajo, ya sabes que si tienes algún problema no tienes mas que llamarme, aquí estas muy sola y demasiado apartada de todo, en serio cualquier cosa, ya sabes” – se acerca para darme un abrazo casi como el de un hermano y me da tiempo a oler su cuello, ya no es el mismo olor de antes y eso me deja fría.

- “No te preocupes, estaré bien, ya te iré contando como va mi aventura” – apoyada en el quicio de la puerta veo como se aleja hacia el coche, una vez allí se da la vuelta y me lanza un beso con la mano, yo hago el paripé de cogerlo y me río haciendo un gesto como de “vete ya, pesado”.


El coche hace ya rato que se fue, y yo sigo en la puerta, hasta este momento no me había dado cuenta de lo silencioso que se ha quedado todo una vez se han callado los pensamientos de mi cabeza, echo un último vistazo al paisaje y respiro profundamente, ya es hora de que ordene mis cosas y me instale en esta casa, traigo todo lo que necesito para un par de meses y la idea de estar desconectada de todo el mundo es algo que me llena de tranquilidad, si todo sale bien creo que me quedaré aquí algún tiempo mas, la ciudad ha llegado a cansarme y la gente también, aquí no tengo que dar explicaciones de lo que hago o lo que dejo de hacer con mi vida. Ahora entraré en casa, rellenaré mi copa y pensaré como demonios escribo historias que te pongan los pelos de punta.

lunes, 5 de enero de 2009

"El Encargo"



Relatos de miedo por capítulos

capítulo I


El despacho de Harry siempre me recordó más al de un detective privado que al de un editor de libros. El escritorio domina la sala en un intento de crear ambiente literario, pero el descontrol de papeleo sepultado bajo una capa de ceniza de puros habanos refleja apenas un estado de biblioteca de geriátrico. Claro que Harry mas que un editor es un mercenario. Hace tiempo ya que la editorial no publica nada serio, aceptando así cualquier tipo de encargo; determinada señora chocha decide sorprender a sus nietos y nos entrega todas sus malditas recetas de cocina que ella trata como si fueran nouvelle cousin, todo ese material, mezcla de fotografías espantosas sobre pasteles de carne y tartas barrocas en combinación con una enorme pila de papeles que huelen igual que su dueña y que están escritos hace 100 años, es lo que me encuentro un día cualquiera en mi mesa, que en esta editorial bien podría ser la taza del water, y allá me las ingenie yo para hacer que todo ese amasijo de carne, levadura y buenas intenciones parezca un librito encantador escrito por una anciana adorable. Historias para series de televisión de bajo presupuesto (precisamente por eso acuden a nosotros), biografías de gente que no importa un carajo y mi sección favorita, las novelas eróticas, todo sea por llegar a fin de mes.
Nada mas entrar en la oficina, Harry me asaltó como si llevara toda la mañana esperándome detrás de la puerta, “Llegas tarde, me voy a hacer una llamada urgente, cuando vuelva te quiero en mi despacho”, como se hace el interesante, gritándome para que todo el mundo vea que tiene autoridad, una llamada urgente y una mierda, siempre pone algún tipo de excusa laboral cuando tiene que ir al baño.
Sentada frente a su mesa espero, sé que va para largo así que me tomé la libertad de servirme un trago de la botella que tiene escondida en uno de los cajones del escritorio. El sonido de las sirenas de algún coche de policía pone el broche a este fotograma de cine negro. Observo de manera escrupulosa toda la sala, uno puede aprender mucho de alguien si se fija no en las novedades si no en todo lo que no cambia, las ventanas por ejemplo, hay un par en la sala, cada una con su estor de varilla, uno de ellos siempre bajado, el otro siempre subido, ¿casualidad?, aquí no existen los hechos fortuitos, uno se atascó cualquier día y no ha vuelto a bajar, el otro es imposible de subir, pueden llevar años de esa manera y así seguirán, el lema de Harry es: “las cosas no se arreglan, se asumen”, así nos va.
Como si de un tsunami se tratase, Harry entra en el despacho sudando como un cerdo, algo habitual en el.

- “Niñato de mierda, ¿qué se habrá creído?”- Enseguida enciende el flexo que tiene en su mesa- “Joder Amy, no se ve un carajo aquí... vaya, tu como en tu casa ¿no?, al final voy a tener que cambiar la botella de sitio”.

- “¿Qué botella?”- le sonrío juguetonamente a lo que él me responde con una especie de gruñido.

- “Tengamos la fiesta en paz ¿te parece?, que asco de día joder”- intento aguantar todo lo que puedo, se que está deseando que le pregunte y hasta que no lo haga no va a parar.

- “A ver dime, que te ha...” - no me deja ni terminar.

- “¡Pues no se me pone chulo el muy imbécil! Putos becarios, encima, bastante que les pago. De verdad, la última vez que contrato a un recién salido”- se refiere a los pobres ilusos que acaban de terminar la carrera y van a parar a sus grasientas manos- “que mañana me ha dado, que digo mañana, lleva así toda la semana, que si esto no es lo que pensaba que era, que el tiene talento, que el no ha estudiado para esto, ¡será anormal!...”.
Este es el momento en el que desconecto, Harry dirá que no, pero esta escenita ya me la conozco, la confianza da asco y precisamente esa es la base de nuestra relación amistoso-laboral, un asco, por eso me toca a mi tragarme todo este desfile de quejas. Aprovecho para recrearme en toda su fisonomía, igual que el resto de la sala, ningún cambio a la vista, los mismos cuatro pelos que le quedan engominados hacia atrás, la gomina que se convierte en sudor que baja desde su frente y se pierde en el cuello de la camisa abotonada hasta el final, lo que hace que su cara parezca aun mas hinchada y enrojecida. Los mismos tirantes que le suben los pantalones casi hasta las axilas haciendo que en la entrepierna se vea un bulto homogéneo, vamos que no se le distingue... dios, ahora no me voy a poder quitar esa imagen en todo el día. Y este es el momento en el que debería volver a conectar, normalmente Harry no me hace mucho caso pero si le ignoro demasiado al final lo nota y arremete contra mí.

- “Y yo le digo, pero pedazo de mierda si lo mas que has escrito tu en tu vida ha sido el enunciado de un folleto de publicidad, si tanto te crees lárgate de aquí con tus borradores de mierda a ver si alguna gran editorial quiere limpiarse el culo con ellos”- Harry se pone muy gracioso cuando se enfada.

- Entiendo- digo mientras me enciendo un cigarrillo.

- “Que vas a entender tu” - ni siquiera me mira cuando dice esto, también es un maldito cobarde – “Ellos si que no entienden Amy, no lo entienden, se creen que por que una vez ganaron un concursos de jóvenes talentos ya son John Grisham y que lo primero que les voy a encargar va a ser la novela de sus vidas, y en el fondo les estoy haciendo un favor, esto no es fácil”- uh, ya se por donde va a ir esto- “aún teniendo talento puedes llegar a ser un fracasado el resto de tu vida, ¿crees que a mi me gusta tener que estar leyendo las pajas mentales de los imbéciles que llegan aquí? Demasiada corrida para mis ojos querida”.

- “Joder Harry, deja algo para las novelas eróticas” – odio cuando se pone desagradable pretendiendo hacerme alarde de su extenso vocabulario de alcantarilla.

- “Si bueno, este rollo ya te lo conoces, no me pongas esa cara. Y pensar que tu eres la única que me puede comprender” – me lo tomo como un cumplido y sonrío cínicamente, él se sienta en su silla acolchada de sky que se queja cuando se le viene encima la mole – “sabes que si hubiera tenido una buena promoción para Tarzán de los robots habría vendido ejemplares como churros y ahora estaría forrado y no tendría que estar aquí peleándome con un revienta granos para que me escriba la historia de un maldito serial”.

- “Por favor, la historia de Tarzán de los robot no, todo menos eso, ve al grano de una vez Harry, voy a terminar cadáver en esta silla como sigas con la misma mierda de siempre” – Harry me mira como si quisiera matarme y luego sonríe.

- “Tienes razón, además, si lo piensas bien por lo menos yo he escrito una novela” – me mira de reojo para ver si la indirecta me ha hecho daño, maldito cabrón desagradecido – “en fin, hablemos de negocios” – se pone las gafas de ver y revuelve los papeles de su escritorio como si fuera un gran editor, seguro que todo ese papeleo no es mas que facturas y propaganda del restaurante chino que hay en la esquina – “Tengo algo para ti”- genial, mas mierda- “olvídate de los encargos a los que estas acostumbrada, esto tiene buena pinta, no es que sea muy de tu género pero… ¿es que acaso tienes alguno?” – Sigue sin mirarme – “recibí hará un par de semanas el mensaje de una productora de cine y televisión llamada Apocalip´s films, yo no me encontraba en ese momento en la ciudad. Según me dijo mi secretaria” – o sea su mujer – “estaban interesados en contratar nuestros servicios, al parecer están preparando una serie de capítulos para la televisión de pago que luego venderán en dvd, capítulos de terror”.

- “¿Terror?, ¿en plan Stephen king y esas mierdas?”.

- “Algo así, necesitan historias que puedan dirigir directores propios del genero, no se, el tipo de la productora estuvo llamando toda la semana para contactar conmigo aunque mi secretaria le insistió que no volvería hasta el fin de semana, cuando llegué resultó que la muy estúpida no le había pedido el teléfono” – ahora si que estoy segura que se refiere a su mujer – “esperé toda una semana a ver si volvía a llamar pero nada, hasta que ayer me llegó un paquete a la oficina, en el sobre venia el sello de la productora pero no había remitente, y ¿a que no sabes que había en el sobre?”.

- “Sorpréndeme” – el tema empezaba ha aburrirme, Harry nunca ha sido muy bueno contando historias.

- “Un cheque bancario al portador, eso y una nota, decía…”- se pone a buscarla por el escritorio emocionado por la intriga que cree que está provocando – “aquí está, dice: Nos ha sido imposible comunicarnos con usted, aun así creemos que la oferta le interesa. Necesitamos historias de terror, pequeños relatos que den para una hora de metraje, el cheque que le enviamos es un adelanto, a medida que nos vaya enviando los manuscritos al apartado de correos abajo indicado irá recibiendo mas como este, teniendo presente que los relatos han de tener calidad y buen gusto, confiamos en su criterio y experiencia en el sector, atentamente Apocalip´s films”

- “¿Y tu te lo has creído?” – no salgo de mi asombro.

- “El dinero no miente, o es verdad o estos tipos están locos y me han mandado un cheque por que si” – Harry se reposta en su silla satisfecho.

- “¿Has comprobado si tiene fondos?”.

- “¿Bromeas? Es lo primero que he hecho, ese cheque tenía más fondo que la garganta de un borracho, así que no se hable mas, hay dinero y la posibilidad de escribir algo de lo que no te arrepientas cuando redactes tu currículo” - Ahora va y se pone sarcástico, me enciendo otro cigarro con lo que me quedaba del otro.

- “¿No suena todo esto un poco raro?” – Le miro fijamente pero su mirada no me devuelve nada claro – “Te llevan insistiendo toda la semana, no te dejan ningún teléfono de contacto, si saben donde estamos ¿porqué no envían a ningún responsable para hablar contigo?, está claro que no quieren que sepamos quienes son. Supongo que habrás comprobado el apartado de correos ¿no, Harry?” – Todavía no acabo de creérmelo.

-“¿y para qué iba a hacerlo?, tenemos un encargo y nos han pagado por ello, ahora de lo único de lo que hay que preocuparse es que les guste lo que hacemos”.

- “Pero… ¿quien?, no sabes ni siquiera quien te ha contratado, esto es de locos, tu ves algo de pasta y se te va la olla, y ahora que caigo, ¿a que no piensas decirme de cuanto es el cheque?” – no se mucho de la vida de Harry pero apostaría lo que fuera a que tiene antepasados judíos.

- “¿Qué?, claro que no voy a decirte nada, confórmate con que voy a pagarte mas de lo que hago normalmente y que voy a dejarte utilizar la casa del lago para que escribas tranquila, es lo único que necesitas saber, que demonios, si no te interesa tengo gente de sobra que pagaría por algo así, de modo que si vas a ponerme tantas trabas ya puedes ir yéndote a la mierda” – se pone todo digno y me saca lo de que tiene gente cuando se que no es así, de todas formas me vienen bien las pelas y, que coño, tampoco tengo mucho mas que hacer aparte de pagar facturas.

- “Bueno, bueno, no te pongas así, solo quiero asegurarme de que no nos van a tomar el pelo” – no sería la primera vez.

- “Si, si ya se que me quieres decir” – mas calmado gira su silla hacia una de las ventanas y cruza las manos sobre su enorme estomago –“¿Cuánto tiempo llevamos trabajando juntos? ¿dos? ¿tres años? Y ¿cuánto hace que no hacemos nada medianamente serio?, es mas ¿cuándo alguien nos pagó por adelantado? Normalmente siempre me toca hacer de acreedor e ir reclamando que nos paguen la miseria que cobramos, no somos la hostia ¿sabes? Pero es trabajo y hay que pagarlo, y tu, bueno, tu llegaste aquí con mucha ilusión y con ganas de escribir como todos, pero a diferencia de los demás te acostumbraste a lo que había y nunca he necesitado decirte lo que tenías que hacer o como hacerlo, por eso tu nombre fue el primero que se me pasó por la cabeza cuando acepté el encargo, sé que lo vas a hacer bien y además no eres mala escribiendo, así que, ya sabes lo que hay, o lo tomas o te vas a la mierda…”.

Él sigue mirando hacia la ventana esperando una respuesta y yo sentada en la silla no me puedo creer que se lo haya tomado tan a pecho, no me gusta nada como pinta el asunto pero sé que si sale puede ser bueno para ambos, cierto es que el terror no es lo mío pero ¿Cuál es la otra alternativa?, ¿Seguir escribiendo relatos de mierda para teleseries o historias picantes para amas de casa? Y ¿combinar todo eso con los extras que me salen en el restaurante los fines de semana? Parecerá una locura pero en el fondo estoy deseando ponerme al lío, sobre todo si me deja la casa del lago, me lo tomo como unas pequeñas vacaciones.

- “Sabes que lo voy a hacer Harry, pero vuelve a asegurarme que todo esta bien y que no tendremos que salir corriendo cuando esto acabe” – en ese momento se da la vuelta y me mira fijamente con intención de hacerme sentir segura.

- “Todo está bien, solo tienes que escribir unas cuantas historias y llevarte pasta, nada puede salir mal” – que bien sonaba eso entonces…