miércoles, 15 de octubre de 2008

"Abro un ojo"

Abro un ojo, buf, me quedé dormida, demasiada cerveza supongo, eso y unos chupitos de un whisky que encontré, terrible por cierto, pero no le voy a hacer ascos al único billete con destino a una borrachera asegurada, no en el caos, nunca se sabe cuando encontraré la próxima taquilla.
La imagen que debo proyectar ahora mismo debe de ser terrible, noto como la borrachera se va transformando en resaca, me sube desde las tripas directamente al cerebro, paladeo una mezcla de alcohol y jugo gástrico. Me reacomodo en la silla donde me desmayé, atisbo mesas iguales y mas sillas como la mía, es un bar, o por lo menos lo fue, es difícil verlo con tan poca luz, ya es de noche y la luna ayuda lo que un mechero en un túnel. ¿Cómo llegué aquí?, vuelvo mentalmente sobre mis pasos, recuerdo haber hablado con un tipo, pero la sensación es desalentadora, siempre existe cierta ilusión cuando aparece alguien, en fin, en medio de todo este Apocalipsis, cuando todo se ha acabado, cuando se supone que eres el único ser conocido que existe, la aparición de un alma nueva te lleva a pensar en la salvación, la procreación, la supervivencia de la especie y todas esas chorradas que solo podrían salir de la cabeza de una mujer, creía que ya había superado esas mierdas. Nuestra conversación se aparece en mi mente como si de un cine de verano se tratase, una pantalla en medio y todo lo demás alrededor, atiendo cual espectadora a una serie de despropósitos que en un principio parecían prometer. Le encontré admirando uno de esos afiches que todavía resisten en las paredes, esos que anunciaban actuaciones y demás eventos. Me acerqué con cuidado, nunca se sabe, el ni se inmuto cuando me sintió cerca, solo dijo: “yo iba a ir a ese concierto, muchas veces me paro a mirarlo, pienso que no hubiera estado nada mal que fuera lo último que hubiera escuchado, quiero decir, joder, era un grupazo, seguro que toda esa gente que murió allí de alguna manera tubo que decir gracias, gracias por ser esto lo último que escuche, pero luego miro a mi alrededor y pienso, que coño, joderos, vosotros estáis muertos y yo puedo hacer lo que me dé la gana”, no se, que queréis que os diga, me cayó bien, eso es lo malo del Apocalipsis, no hay mucho mas con que comparar. Me sorprendió que el no lo hiciera, me habló como si lleváramos años haciéndolo, me dijo: “ y ya que tu estas aquí y yo estoy aquí y estamos vivos ¿Por qué no buscamos algo que beber? “ entonces fue cuando se dio la vuelta y me miró, ya pensaba que no iba a hacerlo, me alegré de que no estuviera mal, si, ya lo sé, que mas da, es el fin del mundo, pero oye, una tiene sus necesidades.
Estuvimos un buen rato dando vueltas hasta que encontramos este bar, este donde ahora recojo mis sobras. Una vez comprobamos que había genero del que tirar nos sentamos, recuerdo que el eligió la mesa, la que da a la ventana, dijo, así vemos la gente pasar, que locura. Empecé mal, le pregunte estupideces del tipo: “¿Dónde naciste? Y ¿Qué hacías cuando todavía no se había acabado el mundo?” frene cuando le iba a preguntar si tenía hermanos, todavía no consigo asimilar esto del todo. Aquí no existe un antes, tu vida, la que dejaste atrás se quedó allí para siempre, que mas da, sobreviviste, eso es lo que importa. Él salió al paso con alguna que otra respuesta extraña. “ Yo nací de una mamada” me dice, yo ya estaba borracha, “eso es imposible, nadie puede ser concebido de esa manera” respondí ingenua, “imagínate que mamada”, me quedé pensando y al toque me empecé a reír, ahí se me pierden un poco los recuerdos, creo que le hice una paja torpemente, nadie iba a correrse, ambos lo sabíamos pero parecía obligado tocarse, en fin, creo que hubiera pasado mas o menos lo mismo si el mundo no se hubiera acabado pero la sensación era mas desalentadora si cabe, recuerdo estar semidesnuda encima de una mesa y ver como el se sube los pantalones, “interesante” me soltó, “tal vez repitamos otro día, con menos alcohol para notar algo, tu nombre esta en las paginas amarillas supongo, da igual, te encontraré en el facebook” y se marchó riendo.
Abro un ojo otra vez, pienso que no recuerdo como me puse la ropa, vuelvo a pensar, ¿lo habré soñado?, al rato deduzco que no, hay dos copas en la mesa. Me enciendo una colilla a la que aún le queda algo de tabaco, un par de caladas que saben a infierno pero que sientan de maravilla. Por un momento me siento algo mal, todo ha sido confuso, rápido y jodidamente humillante pero, ¿que esperaba?, ¿amor?, ¿hijos?, ¿respeto?, si no lo había antes del ocaso imagínate ahora en el fin del mundo, por una parte me alegra el sentir que las cosas no han cambiado tanto, seguimos siendo algo de lo que éramos, pero a la vez eso es parte del error, cuesta evitar el referente pero el mundo tal y como lo conocíamos ha desaparecido para no volver jamás y me niego a ser de esos que piensan quedarse sentados a esperar que todo esto se regenere como por arte de magia, no me gustaba como era esto antes y no pienso estancarme en el pasado aunque sea la opción mas fácil, es el momento de la mutación, “ser humano” es una palabra que quedó obsoleta, tendré que extirparme los sentimientos hasta que surjan unos nuevos mas acordes con esta nueva especie a la que de momento llamaré “deshecho”.


1 comentario:

Anónimo dijo...

de entre los desechos orgánicos nacen maravillosos seres...