martes, 17 de marzo de 2009

Relatos de miedo por capítulos: "El Encargo"


Capítulo IV

Una mas y lo dejo, ¿cuántas llevo ya?, madre mía, han pasado 6 horas, definitivamente me encuentro empachada. Ya está anocheciendo y la única luz en la casa es la de mi portátil. Me froto los ojos en un esfuerzo de aliviarles de todo el desgaste mezcla del humo resultante de dos cajetillas de tabaco y el destello artificial de la pantalla del mac. Me sirvo otra copilla, es hora de relajarse, el ejercicio ha terminado. Al principio me costó bastante centrarme, no paraba de tomar notas de todo lo que veía, pero la teoría es fácil, no necesito saber como escribir si no como llegar a sentir para escribir, me dejé llevar entonces, el problema es que dentro del genero se hayan millones de ellos, algunas resultaban bastante desagradables, “gore” que le llaman, otras eran hasta graciosas, o por lo menos pretendían serlo, en otras había tanto niñato que no sabías si horrorizarte por el susto en cuestión o por como es posible que esa quinceañera tenga tremendas tetas, aunque he de reconocer que no todo ha sido malo, había alguna bastante buena, pero lo único que consiguieron de mi fue admiración, nada de pulso acelerado, ni pupilas dilatadas, ni el sentido del oído mas agudizado por el temor a que el monstruo del armario venga a hacerme una visita, nada de miedo. Decido que ya está bien por hoy, el hecho de no sentir me agobia bastante, prefiero parar antes de empezar a pensar que estoy muerta por dentro, no puedo permitirme el lujo de frustrarme.
Es lo bueno que tiene retirarse a una casa en medio del campo, decides tomarte un descanso y la alternativa no es bajarte al bar de siempre donde el mismo borracho decadente te vomita las mismas historias sobre su etílica vida, o quedarme en casa, mi flamante apartamento de 2x2, a mirar el patio de vecinos al que da mi ventana mientras se escuchan una tras otra las sirenas de ambulancias y coches patrulla, si, es un interior pero tiene todos los inconvenientes de un piso exterior. Y en vez de todo eso me encuentro sentada en este porche, en una sillita encantadora apoyando mi copa en una mesa a juego igual de encantadora, respirando aire puro y deleitándome la vista con todo este paisaje que se reverencia ante mi, y pienso que no me importaría nada quedarme aquí, pasar de todo lo que tengo en la ciudad, que es prácticamente nada, y venirme junto a esta puesta de sol que se despide mientras unos tímidos pájaros le hacen los coros, no creo que pudiera existir nada que perturbe este momento, excepto…!joder! el móvil, pensaba que aquí no habría cobertura, y para colmo es mi madre, si no se lo cojo se volverá loca y llamará a Harry y el me llamará a mi hecho una fiera, no soporta que le haga sufrir, y entonces yo me volveré loca y esté retiro espiritual no servirá de una mierda, joder.

- “Hola mama” – me he bebido la copa de un trago antes de contestar.

- “Amy cariño, ¿se puede saber donde te has metido?” – ahora parece encantadora pero puede volverte loca, lo juro.

- “Mama, te dije que iba a estar fuera de la ciudad un par de meses, ¿te acuerdas que te hable de un trabajo serio, de la casa en el campo de Harry, que te alegraste un montón, que te pusiste a llorar como siempre…?, ¿Realmente no te acuerdas?” – mi madre tiene una memoria selectiva para algunas cosas, sobre todo para las mías.

- “Si hija, si que me acuerdo, lo que no sabía es que te irías tan pronto y menos sin despedirte de tu madre, que cuentas con todo el mundo menos conmigo, tu escondes algo, claro, así no te despides tu, sabes que con mirarte a los ojos me doy cuenta de cualquier cosa que te pase y ahora no se en que condiciones te has ido para allá, ¿estás sola o te has ido con alguien?, ay, te has ido con Henry, lo sabia, siempre me pareció buen chico, nunca debiste dejarle, te hacía tanto bien, un hombre normal, con un trabajo estable y una casa”- no se si colgar o tirar el móvil por el retrete, así sin descolgar.

- “No mama, Henry no ha venido conmigo, sabes que tiene su propia vida, además se ha echado novia y es muy feliz, solo somos amigos” – cuantas veces le voy a tener que repetir lo mismo.

- “¡Ay!, te has ido con ese otro, ese… ¿Cómo se llamaba ese chico?, nunca me acuerdo, de lo que si que me acuerdo es de los líos en los que te metía, era un delincuente y lo seguirá siendo y lo sabes, por eso nunca me lo presentaste, sabias que le miraría a los ojos y vería lo que tu no te atrevías a ver”. – lo que ella no sabe es que se refiere a Henry, su querido Henry, al final de nuestra relación las cosas se desmadraron un poco y empezamos a beber demasiado, armábamos unas juergas tremendas, mas de una vez terminamos en comisaría, nunca le dije a mama quien era, sabía lo mucho que le apreciaba y no quería que sufriera, para que luego diga que soy una desagradecida.

- “¡No mama!, por dios, dame un respiro, he venido sola ¿vale? Te lo dije por teléfono, te dije que Harry me había dejado la casa del lago y que me iba sola para escribir y alejarme de la ciudad que me está volviendo loca, eso es lo que necesito, un poco de paz, joder. Estoy haciendo las cosas bien por una vez en mi vida y vas tu y me sueltas toda esa mierda…” - vale, me acabo de pasar, ahora se pone a llorar, este tipo de cosas es justo lo que no necesito – “mama, lo siento, no llores vale, me he puesto un poco nerviosa eso es todo.”

- “Hija, por dios, ¿cómo puedes decir eso?, lo menos que quiero yo en este mundo es agobiarte, pero lo quieras o no soy tu madre y si no se de ti no me quedo tranquila, se que cuando hablamos no te cuento mas que problemas pero hazme saber de ti, por lo menos de vez en cuando, con todas esas chicas que las violan y las matan, me preocupo Amy, no te imaginas cuando me pongo a pensar si…”

- “Ay mama, no seas tremendista, estoy bien ¿vale?, de echo estoy mejor que nunca, aquí se está de lujo, me paso todo el día escribiendo y paseando por el campo” – miento a mi madre y es casi como si me mintiera a mi misma.

- “Como me alegra oír que estas ilusionada, te va a venir tan bien estar un tiempo fuera de la ciudad. Hay que ver Harry como se ha portado de bien, yo le aprecio mucho, por todo lo que ha hecho por ti”. – Ala, ya esta, todo el mundo contento.

- “Si, Harry siempre se porta bien, oye mama, en un par de semanas puede que baje a la ciudad, cuando lo haga te aviso y nos vemos ¿vale?”.

- “Me gustaría mucho verte y que me cuentes como es aquello, te prepararé un guiso de esos que te gustan que a saber como estas comiendo tu ahora que estas ahí alejada de todo”.

- “Pues como siempre, sabes que yo me cuido, no te preocupes, oye, te voy a ir dejando que quiero seguir escribiendo”.

- “Si, si, no quiero hacerte perder mas tiempo. Llámame mas a menudo anda, aunque sea para saber que sigues viva y cuídate ¿vale?, y no bebas mucho que nos conocemos, un beso hija”.

- “Un beso mama”.

- “¿Amy?”.

- “Queee”.

- “Sabes que te quiero”.

- “Si mama, ya lo se, yo también te quiero, adiós”.

- “Adiós hija”.


Siempre me quedo con esta sensación de culpa después de hablar con mi madre, en el fondo la entiendo, la única hija que tiene y no le ha dado mas que problemas, por eso es tan importante que me centre en esto, de alguna manera tengo que demostrar que solo he tenido un poco de mala suerte, se que en cuanto las cosas empiecen a ir bien y esté satisfecha con lo que hago se pasará la ansiedad y entonces ya no tendré que beber tanto para encontrarme bien conmigo misma y con el mundo y entonces, todos felices.

No hay comentarios: